VIA CRUCIS A NTRO. SEÑOR JESÚS DE LA HUMILDAD

VIA CRUCIS A JESÚS DE LA HUMILDAD

Señor de la Humildad, hoy desde la quietud de nuestro hogar te suplicamos que escuches nuestras súplicas y que protejas a nuestras familias. Te pedimos también que cuides del personal sanitario y de todos aquellos que trabajan para superar esta difícil situación. Divino Señor sana a los enfermos y ayúdanos a todos a afrontar estos acontecimientos con fe, esperanza, y también responsabilidad y civismo.

En nombre del Padre del Hijo y del Espirutu Santo. Amen.

I Estación, JESÚS ORANDO EN EL HUERTO
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Lucas 22, 39-46
Jesús salió y se encaminó, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo: «Orad para no caer en tentación». Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Y se le apareció un ángel del cielo, que lo confortaba, En medio de su angustia, oraba con más intensidad. Y le entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la tristeza, y les dijo: «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en tentación».
ORACIÓN
¡Cuánta agonía, Señor, en los momentos trágicos de Getsemaní! En aquel huerto supiste experimentar lo difícil que es aceptar la voluntad del Padre. Tus amigos, tus discípulos, no supieron velar ni acompañarte en esos momentos de agonía. Por ello, Señor, no apartes tu rostro misericordioso de nosotros, ten compasión de nuestra falta de fe y líbranos de nuestros temores.
PADRE NUESTRO.
– Jesús, pequé. – R/ Ten piedad y misericordia de nosotros

II Estación: JESÚS, TRAICIONADO POR JUDAS, ES ARRESTADO
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Lucas 22, 47-54
Todavía estaba hablando, cuando llegó una turba; iba a la cabeza el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó para besar a Jesús. Jesús le dijo: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?». Viendo los que estaban con él lo que iba a pasar, dijeron: «Señor, herimos con la espada?». Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús intervino diciendo: «Dejadlo, basta». Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él: «¿Habéis salido con espadas y palos como en busca de un bandido? Estaba a diario en el templo con vosotros, no me prendisteis. Pero esta es vuestra hora y la del poder de las tinieblas». Después de prenderlo, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote, Pedro lo seguía desde lejos.
ORACIÓN
Judas te besó. Un beso es el vivo signo del amor. Pero este fue un beso lleno de falsedad. ¡Cuánto debió dolerte la traición de Judas! Se suicidó, tal vez con arrepentimiento, porque no confió en tu perdón. Tú, Señor, eres la viva imagen de la paz, el perdón y la verdad. Ayúdanos a ser valientes para confesar nuestros pecados, los falsos besos que te damos, y danos tu perdón.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. – R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.

III Estación, JESÚS ES CONDENADO A MUERTE POR EL SANEDRÍN
– Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Mateo 26, 59-67
Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon: «Este ha dicho: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”». El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?». Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: «Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le respondió: «Tú lo
has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene sobre las nubes del cielo». Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?». Y ellos contestaron: «Es reo de muerte». Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon diciendo: «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado».
ORACIÓN
Señor de la Humildad, te han llevado ante el Sanedrín. ¡Cuánta frialdad en aquellos pavimentos bajo tus pies desnudos y serenos! Pero más frialdad en los corazones de quienes te acusan falsamente. Caminas hacia tu injusta muerte, pero lo haces en plena libertad. Por nuestros pecados eres coronado de espinas. Señor, nadie te quita la vida, la das tu porque quieres, porque nos amas. Porque eres el rostro de la misericordia del Padre.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. – R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.

IV Estación: JESÚS ES NEGADO POR PEDRO
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Mateo 26, 69-75
Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo». Él lo negó delante de todos diciendo: «No sé qué quieres decir». Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí: «Este estaba con Jesús el Nazareno». Otra vez negó él con juramento: «No conozco a ese hombre». Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «Seguro; tú también eres de ellos, tu acento te delata». Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo: «No conozco a ese hombre». Y enseguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente.
ORACIÓN
Señor, estando preso y maniatado, volviste tu rostro hacia Pedro, quien te negó tres veces. Y, acordándose de tus palabras en la última cena, lloró amargamente, pero tú le miraste con misericordia. Míranos también a nosotros con ese amor que sana y justifica, para que, arrepentidos como Pedro, tu gracia nos perdone.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.

V Estación, JESÚS ES JUZGADO POR PILATO
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Juan 18, 36-38. 19, 14-16.
Jesús dijo a Pilato: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». Pilato le dijo: «Y ¿qué es la verdad?». Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: «He aquí a vuestro rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera, crucifícalo!». Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?», Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
ORACIÓN
¿Qué es la verdad? Te preguntó Pilato. ¿Qué es la verdad?, pregunta tantas veces este mundo desorientado. Tú eres la verdad, Señor. Tu humildad y misericordia son la verdad. Tu misericordia que da luz al ser humano, que da libertad y sentido para existir. Y sólo en tu misericordia podremos edificar un mundo nuevo en justicia y en paz.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.

VI Estación, JESÚS ES AZOTADO Y CORONADO DE ESPINAS
-Te adoramos Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Mateo 27, 26-31
Entonces Pilato, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, se lo entregó para que lo crucificaran. Entonces los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza, y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo: «¡Salve, 20 rey de los judíos!». Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
ORACIÓN
Azotes, golpes, bofetadas, salivazos… y la cruz. ¡Hasta dónde puede alcanzar el abismo de tu misericordia! Lo soportas todo por nosotros, con la mansedumbre del cordero que es llevado al matadero. Con frecuencia nos dejamos llevar por el rencor y la revancha. Enséñanos a no ser violentos ni a flagelar a nadie por culpa de nuestro orgullo.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de mí.

VII Estación, JESÚS CARGA CON LA CRUZ
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Juan 19,16-17
Entonces Pilato se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y él, con la cruz a cuestas, salió hacia el lagar llamado de la Calavera que en hebreo se dice Gólgota.
ORACIÓN
Señor, la cruz que te cargaron sobre tus hombros es la de todos nuestros pecados, de la humanidad entera. Tú te entregas por nosotros, para reconciliarnos con Dios y la cruz es el último escalón para poder encontrar la vida. Que sepamos ver en la cruz tu voluntad. Enséñanos, por tu misericordia, a saber tomar nuestra propia cruz y a seguirte siempre.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de mí.

VIII Estación, EL CIRENEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según San Lucas 23, 26
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.
ORACIÓN
Señor, Tú diste a Simón de Cirene la ocasión de imitar tu misericordia. Allí donde hay alguien que sufre, está tu Cruz. Nos pides ayuda para ser tus cirineos y llevar la Cruz de los que sufren, de los enfermos, de los desempleados, de los refugiados, de los
perseguidos, de las personas que viven en la calle sin un hogar… ¡Bendito el peso de la Cruz, si con el ayudamos a nuestros hermanos!
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de mí.

IX Estación, JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según san Lucas 23, 27-31
A Jesús, le seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: “Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado”. Entonces empezarán a decirles a los montes: “Caed sobre nosotros”, y a las colinas: “Cubridnos”; porque, sin esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el seco?».
ORACIÓN
Señor, recorrías el camino del Calvario en silencio. Pero no callas cuando ves llorando a las mujeres de Jerusalén. Ya habías dicho en el monte de las Bienaventuranzas: “Dichosos los que lloran porque ellos serán consolados”. Señor, enséñanos a consolar, no con palabras vacías sino con hechos llenos de justicia y amor.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de mí.

X Estación, JESÚS LLEGA AL GÓLGOTA PARA SER CRUCIFICADO
-Te adoramos Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 22-25
Condujeron a Jesús al Gólgota (que en hebreo, quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecían vino con mirra, pero él no lo aceptó. Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.
ORACIÓN
Despojado de todo, Señor, te tendieron sobre el madero, tu espalda en carne viva, tu rostro mirando al cielo y tus verdugos clavando tus manos y pies al madero… Todavía suenan los martillazos, como todavía suenan las bombas, los disparos, la guerra. Señor, que te ayudemos a liberar a todos los que viven clavados en situaciones dolorosas de las que no pueden salir, clavados como Tú en la Cruz de sus vidas.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.

XI Estación, JESÚS PROMETE SU REINO AL LADRÓN ARREPENTIDO
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Lucas 23, 39-43
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
ORACIÓN
Señor, eres crucificado entre dos ladrones y uno de ellos te injuria. Pero el otro te descubrió y te reconoció desde su propia cruz, y le prometiste tu Reino. Ayúdanos, Señor, a tener el valor de buscarte desde nuestra cruz. A no caer en la tentación de pedirte cuentas e injuriarte. Pero sobre todo te pedimos, Señor, que no nos abandones al final de nuestra vida, y que en el último momento te apiades de nosotros.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.

XII Estación, JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ, Y SU MADRE Y EL DISCÍPULO A SUS PIES
-Te adoramos Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Juan 19, 25-27.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre» Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
ORACIÓN
Señor, qué tremendo dolor verte clavado en la cruz. Y tu Madre, la Dulce Virgen María, firme, a pesar de sus lágrimas, junto a ti. Ella, madre amorosa y valiente, está desde entonces al lado de cualquier hijo suyo que se siente crucificado.
DIOS TE SALVE, MARÍA.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.

XIII Estación, JESÚS MUERE EN LA CRUZ
-Te adoramos oh Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos I5, 33-37.
Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente: Eloí Eloí, lemá sabaqtaní (que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»). Algunos de los presentes, al oírlo, decían: «Mira, llama a Elías». Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo: «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo». Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
ORACIÓN
Señor, te vemos sin vida, triturado, colgado del madero, pagando el precio de nuestras maldades. Con tu labor cumplida te echaste en los brazos de tu Padre. Perdón, Señor, por nuestros pecados, por los que aceptaste tu muerte en la Cruz. Tú nos has amado hasta el extremo. Concédenos la capacidad de descubrir y dolernos de nuestros pecados.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.

XIV Estación, JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
-Te adoramos Cristo y te bendecimos. -R/ Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 42-47.
Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro noble del Sanedrín, que también aguardaba el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde lo ponían.
ORACIÓN
Señor tu paso por el sepulcro no es definitivo, porque la vida de quien creó todo de la nada, no puede quedarse apresada por la muerte. Quedas en el sepulcro, sí, pero Tú has dicho: “Si el grano de trigo no muere, no puede dar fruto”. Tu muerte, Señor, es la semilla de la Resurrección. Enséñanos a comprender que cada vez que nos entregamos, cada vez que morimos, aunque sea un poco, por ser misericordioso como tú con nuestro prójimo, Tú siembras en nosotros, por el poder del Espíritu Santo, la semilla de tu Resurrección.
PADRE NUESTRO.
-Jesús, pequé. -R/ Ten piedad y misericordia de nosotros.
ORACIÓN FINAL
Señor y Dios nuestro, fuente de todo consuelo, hemos acompañado a tu Hijo por el camino de la cruz; y hemos revivido con Él los momentos de su Pasión. Concédenos la gracia de que este Via Crucis nos ayude a identificarnos con Nuestro Señor Jesús de la Humildad, y a ser corredentores con Él, a semejanza de la Dulcísima Virgen María. También te pedimos que siguiendo los pasos de Cristo, resucitemos en Él. Por Jesucristo, nuestro Señor. AMEN.

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