Nuestras Sedes

 Sede Canónica

 

Convento de las RR. MM. Agustinas de Santa Mónica

El convento de Santa Mónica, de agustinas observantes, fue fundado en 1663 por el obispo de Huesca don Bartolomé de Fontcalda, y fue levantado por el maestro de obras Pablo Hernández. Arruinado en gran parte durante los Sitios, su iglesia se reconstruyó entre 1827 y 1831 según proyecto de José de Yarza y Miñana. En 1883 se hacen algunas reparaciones en la fachada y se abren los dos óculos situados en las calles laterales del piso superior de la misma. El convento fue reedificado en 1989. Para profundizar en la historia del convento puede consultarse el artículo de Ricardo Paniagua “El convento de Santa Mónica de Zaragoza desde su fundación hasta el siglo XIX” en el siguiente enlace.

De la iglesia primitiva solamente queda la fachada, aunque algo alterada, protobarroca, en ladrillo con pilastras, en cuyo frontón curvo se inscribe una hornacina con una tosca estatua de Santa Mónica. El segundo cuerpo, que debió de ser modificado en 1831, repite el esquema del primero y remata en frontón curvo. Al interior, la iglesia presenta planta de cruz latina, con testero recto, dos capillas a cada lado y coro sobre el atrio. Los muros se articulan con pilastras toscanas que sostienen un entablamento, dentro de la severidad neoclásica de la época de reconstrucción de la iglesia, y se cubre por bóveda de cañón y cúpula sobre el crucero. La iglesia cuenta con diferentes esculturas barrocas de cierto interés.

El templo acoge temporalmente las funciones parroquiales de la iglesia de Santa María Magdalena, cerrada por restauración.

Nuestra capilla está presidida por un relieve barroco de mediados del siglo XVIII, que representa la muerte de San Alejo. Este santo vivió en Roma hacia el año 400. Era hijo de una familia muy rica y piadosa; Alejo renunció a las riquezas y sin decir nada a sus padres se escapó a Siria, donde se dedicó a la penitencia, viviendo de las limosnas. Posteriormente volvió a Roma, donde vivió unos años más pidiendo limosna bajo la escalera de la casa de sus padres, sin que éstos le reconocieran. Alejo murió y los romanos fueron avisados por voces celestiales que les condujeron hasta la escalera: allí, el Papa encontró el cuerpo sin vida del santo con una confesión que escribió antes de morir. El relieve representa a Alejo vestido de peregrino, yacente bajo la escalera del palacio de sus padres, mientras el cielo se abre en la parte superior para acoger el alma del santo. Detrás de él, el Papa lee la carta de confesión (hoy perdida) mientras los padres y la prometida de Alejo se lamentan ante el descubrimiento. Se trata del retablo de una cofradía desaparecida, la de San Alejo, que tenía su sede en el vecino convento de San Agustín (hoy Centro de Historias). En la revolución de 1835 el convento de San Agustín fue incendiado y fue sin duda en ese momento cuando la Cofradía de San Alejo se trasladó con su retablo a la iglesia de Santa Mónica, como hicieron otras que allí había (la Virgen de la Correa, la Soledad, San Agustín, San Nicolás de Tolentino). La Cofradía de San Alejo agrupaba a los “blanqueros”, que trabajaban el cuero muy cerca de allí, donde todavía existe la plaza de las Tenerías. A ambos lados del retablo se sitúan nuestras imágenes titulares.

 


Sede Social

Calle Manuela Sancho, 43. Zaragoza

Dirección postal: Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Señor Jesús de la Humildad Entregado por el Sanedrín y de María Santísima del Dulce Nombre. Convento de las RRMM Agustinas de Santa Mónica. Calle del Doctor Palomar, 53. 50002 Zaragoza

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